Los animales alcanzan su perfección de una manera necesaria. Sencillamente se perfeccionan bajo el impulso de sus instintos. El ser humano en cambio, elige perfeccionarse. La autoperfección es nuestra gran decisión. No nacemos, nos hacemos: Somos un proyecto. Desde el punto de vista de su naturaleza, el ser humano es humano desde su concepción; desde el punto de vista de su realización personal, nunca está terminado: Siempre es un proyecto perfectible e inconcluso.
La libertad, en sentido esencial es el poder realizar nuestras capacidades e incluso perfeccionarlas o poder no realizarlas, constituye, en última instancia, lo que nos distingue de todos los demás seres del universo. Uno de los filósofos que con mayor claridad preciso la condición libre del hombre fue el renacentista Pico Della Mirandola.
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